Venecia es, sin duda, una de las ciudades más bellas y llamativas de Europa. Ubicada en el noreste de Italia, se distingue por estar construida sobre un archipiélago de 119 pequeñas islas en la laguna de Venecia, en el norte del mar Adriático.
Estas islas están conectadas por 455 puentes que cruzan 177 canales, formando un intrincado entramado acuático que hace las veces de calles. El Gran Canal, la principal vía fluvial, es atravesado por las icónicas góndolas, las embarcaciones tradicionales de la ciudad.
Fundada en el año 421 d.C., Venecia aprovechó su ubicación entre marismas y aguas pantanosas para protegerse de los ataques de los pueblos Bárbaros, y se organizó durante siglos como una poderosa ciudad-estado. Su dominio en la navegación le permitió controlar el comercio en el Mediterráneo.
Venecia se encuentra en el centro de una laguna protegida del mar Adriático por una serie de cordones litorales. El agua salada penetra en la laguna mediante aberturas en esta línea arenosa. Entonces, ¿cómo se construyó la ciudad?
Según registros históricos, en el siglo V d.C., tras la caída del Imperio Romano de Occidente, los habitantes del Véneto, expulsados del continente por los Ostrogodos y los Lombardos, buscaron refugio en las marismas y encontraron en las islas de Torcello, Jesolo y Malamocco un lugar para asentarse, aunque el suelo era principalmente barro, un material poco adecuado para construir.
¿Cómo resolvieron los venecianos este problema aparentemente insuperable? Utilizaron millones de troncos de árboles, principalmente roble, así como cipreses y otras coníferas, traídos de bosques de Eslovenia, Croacia y Montenegro. Estos troncos eran transportados a Venecia por mar.
Los primeros venecianos clavaron gruesos pilares y estacas de madera en el suelo cenagoso, construyeron plataformas de madera sobre estos pilares y finalmente edificaron estructuras de piedra y ladrillo sobre ellas.
“El mayor secreto de Venecia es el complejo ‘bosque’ de pilares de madera que sostienen la ciudad. Palacios, iglesias y puentes se asientan sobre palos de madera insertos en el barro, bajo el nivel del agua, colocados a mano a lo largo de la historia. La madera no se pudre porque no toma contacto con el oxígeno, y la sal de la laguna la petrifica, haciendo de estos pilares una base confiable para construir”, explicó Franco Mancuso, profesor de arquitectura de la Universidad IUAV de Venecia, a la agencia EFE.
Un libro del siglo XVII detalló el proceso de construcción en Venecia, revelando datos increíbles sobre la cantidad de madera utilizada solo para los cimientos. Por ejemplo, para construir la iglesia Santa María della Salute, se necesitaron 1.106.657 estacas de madera, cada una de 4 metros, clavadas bajo el agua en un proceso que tardó dos años y dos meses en completarse.
La famosa iglesia de San Marcos de Venecia presenta una base similar, y cada uno de los edificios históricos de la ciudad se levantó de este modo. Así, bajo la superficie de Venecia se encuentra quizás el “bosque” más frondoso de Italia, compuesto por millones de pilares de madera que permiten que hoy los turistas admiren edificios con más de mil años de antigüedad, como el Palacio de los Dux, el Puente Rialto y la Basílica y el Campanil de San Marcos, uno de los más altos del país.
Fuente: Diario La Nación.