En el año 1931, se inauguró una obra de ingeniería única que transformó la comunicación y el comercio. Este destacado puente levadizo, que conecta Carmen de Patagones en la provincia de Buenos Aires con Viedma, la capital de Río Negro, se convirtió en un emblema del país.
El puente, una gigantesca estructura de acero, fue la primera conexión ferroautomotora entre ambas provincias. Hasta 1957, operó con un sistema basculante que permitía el paso de embarcaciones por el río Negro.
En aquellos tiempos, los trenes y automóviles circulaban en ambas direcciones, mientras el tramo levadizo se alzaba, gracias al trabajo de un operario, para dar paso a los barcos. Los vehículos, en espera, podían disfrutar del majestuoso paisaje natural y la ingeniería estructural que lo hacía posible. Aunque hoy ya no opera como antes, el puente se mantiene como un ícono de la región.
Entre 2012 y 2013, se realizó un exhaustivo trabajo de restauración para preservar esta obra histórica. Hoy, el puente sigue siendo un atractivo turístico en Carmen de Patagones y Viedma. Con sus 268 metros de longitud, 7 metros de ancho y 17 metros de altura sobre el río, permite el tránsito de peatones y ciclistas por su pasarela metálica.
El mecanismo de contrapeso hidráulico, único en su tipo a nivel mundial, aún está presente, aunque ya no se utiliza para abrir el tramo móvil. Este sistema lo convierte en una reliquia histórica: durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el único puente similar en Japón fue destruido, dejando a esta estructura argentina como la única de su clase.
La construcción del puente comenzó en 1927, utilizando acero de origen alemán y con la participación de 150 obreros organizados en turnos rotativos de ocho horas. La obra culminó el 17 de diciembre de 1931, y su diseño fue tan innovador que en 1935 fue presentado en la Exposición Mundial de Ingeniería de Alemania como uno de los cinco puentes más importantes de Sudamérica.
Aunque el último barco cruzó por el tramo levadizo en 1943 y su función principal cesó en 1957, el puente sigue siendo testimonio de una época donde la ingeniería estructural transformó la vida social y económica de toda una región. Hoy, es un símbolo de la historia y el ingenio argentino, invitando a quienes lo visitan a descubrir su grandeza.
Fuente: Noticias Argentinas.