La construcción de casas pasivas conforma una importante innovación en el ámbito de la arquitectura sostenible y la eficiencia energética. Un arquitecto y emprendedor marplatense se convirtió en el primero en el país en desarrollar este tipo de obras y recibir un importante premio internacional.
La tecnología Passivhaus, originada en Alemania en la década de 1980, ha evolucionado para convertirse en un estándar reconocido a nivel mundial. La esencia de las denominadas “casas pasivas” radica en su capacidad de reducir, significativamente, la energía operativa de la vivienda para acondicionarla térmicamente, llegando a estándares de confort sin necesidad de aportar prácticamente refrigeración o calefacción.
El ahorro significa aproximadamente un 90% comparado con una vivienda sin esos criterios. Para alcanzar el estándar es necesario cumplir con diseños capaces de evitar puentes térmicos, lograr una gran hermeticidad al paso del aire, aislaciones térmicas continuas de alto espesor y baja conductibilidad térmica, carpinterías de alta eficiencia energética y un sistema de ventilación mecánica controlada con recuperación de calor, para optimizar el nivel de calidad del aire interior, controlando los niveles de CO2 y humedad, manteniéndolos en precisas cantidades. Todo esto sin olvidar, y especialmente en nuestras zonas donde el sol juega un papel preponderante a la hora de analizar los sobrecalentamientos de las viviendas, la incorporación de controles solares y orientaciones.
Las casas pasivas no solo benefician al medio ambiente al reducir las emisiones de carbono y el consumo de energía, sino que también pueden obtener significativos ahorros en los costos destinados a la energía a lo largo del tiempo.
La vivienda “La Dianita”, ubicada en la balnearia ciudad de Mar del Plata, fue liderada por el arquitecto Paolo Massacesi, y representa un significativo hito en la introducción de construcciones tipo pasivas en Argentina y América Latina. La capacidad de calentar una casa de 300 a 400 metros cuadrados con la energía equivalente a la del consumo de un secador de pelo destaca la eficiencia y sostenibilidad de este enfoque constructivo.
El nombre “La Dianita”, en honor a la madre del arquitecto, agrega un toque personal y emocional a esta extraordinaria residencia. Además de su belleza arquitectónica, la obra destaca por permanecer adelantada a su tiempo, reflejando una visión comprometida y audaz hacia el futuro.
El Arq. Paolo Massacesi es el actual director del Instituto Latinoamericano de Passivhaus (ILPAH) en Argentina, organismo el cual busca llevar los estándares de construcción a nuevas alturas.
Vale mencionar que el nuevo código técnico de construcción europeo ha adoptado la mayoría de los conceptos de las casas pasivas. En este sentido, Argentina debería encaminarse hacia un cambio transformador en la industria de la construcción.
El énfasis de Paolo Massacesi en que las casas pasivas no solo son amigables con el medio ambiente y energéticamente eficientes, sino también beneficiosas para la salud, destaca la importancia de la calidad del aire interior. La continua renovación del aire en estas construcciones puede ser crucial, especialmente en situaciones como la lucha contra la propagación de virus, como el caso del COVID-19.
La capacidad de mantener una temperatura confortable en el interior, incluso en condiciones climáticas extremadamente frías o cálidas en el exterior, subraya la versatilidad y el rendimiento superior de estas casas pasivas.
El reconocimiento de La Dianita como uno de los 100 edificios icónicos y sostenibles por la Presidencia del G20, bajo el lema «El mundo es una familia», subraya la relevancia global de este paradigma constructivo y su alineación con objetivos sostenibles a nivel internacional.
Los elogios recibidos por Massacesi de parte de diversas organizaciones, incluida la Oficina de Eficiencia Energética de la India, Energía Sostenible para Todos, el Consejo Mundial de Construcción Verde y colaboradores nacionales e internacionales, refuerzan la importancia de su contribución a la sostenibilidad en la construcción. Dicho logro no solo celebra su ingenio y visión, sino que también destaca el compromiso global con prácticas constructivas promotoras de eficiencia energética y preservación del ambiente.
Aunque la construcción de casas pasivas puede ser más compleja respecto de las viviendas tradicionales, sus principios garantizan un rendimiento excepcional en términos de eficiencia energética, confort interior, calidad del aire y sostenibilidad a largo plazo.