Hormigón y biocarbón
La industria de la construcción es una de las principales causas de emisiones de CO2. Al añadir biocarbón, el dióxido de carbono se almacena permanentemente en el hormigón y puede incluso convertirlo en CO2 neutro o negativo, redundando en importantes beneficios ambientales. Al añadir biocarbón de alta calidad, el hormigón no sólo se vuelve más respetuoso con el medio ambiente, sino que también se convierte en un sumidero de CO2. El grupo de especialistas en tecnología medioambiental y energía de Swiss Engineering sigue con gran interés estos avances y estudia cómo funciona el hormigón ecológico «Klark». La producción de biocarbón de alta calidad se basa en el principio de «pirólisis». En este proceso, la biomasa orgánica se calienta en un ambiente libre de oxígeno. Por ejemplo, hablamos de madera residual sin tratar procedente de la silvicultura regional. A unos 250 ºC se desprenden de la madera los llamados “gases de síntesis”, los cuales se queman en una cámara de combustión. El calor generado proporciona toda la energía necesaria para convertir las astillas de madera en biocarbón. Como no hay oxígeno presente, el carbono de la madera no se libera como CO2, sino que se almacena en el biocarbón. La particularidad del biocarbón es que no sólo se aplica, por ejemplo, como mejorador del suelo en la agricultura, sino que también puede servir como componente importante en mezclas de hormigón. El cemento se emplea en la producción de hormigón, liberando importantes cantidades de CO2. Añadiendo biocarbón se puede compensar ese efecto, creando un producto climáticamente neutro donde las emisiones de CO2 se reducen a cero. La madera almacena de forma natural grandes cantidades de CO2. El mismo se une permanentemente al biocarbón mediante un proceso de pirólisis especial. Si el biocarbón se mezcla correctamente, se puede conseguir un hormigón neutro, o incluso, negativo en CO2. Al final de su ciclo de vida, el hormigón libre de contaminantes se puede reciclar sin liberar el dióxido de carbono atrapado. Es factible neutralizar permanentemente más de 200 kilogramos de CO2 por cada metro cúbico de hormigón. Este hormigón sostenible ofrece un significativo potencial para la protección del clima y contribuye a alcanzar los objetivos de sostenibilidad de la ONU. Este innovador hormigón reviste las mismas propiedades respecto del convencional: es totalmente reciclable y, según la dosificación, puede ofrecer emisiones de CO2 negativas. La prueba práctica ya se llevó a cabo con éxito: las paredes interiores y exteriores de una nave de producción ubicada en la ciudad suiza de Maienfeld se colaron con hormigón Klark en las duras condiciones invernales. La combinación de biocarbón y producción de hormigón promete un futuro sostenible para la industria de la construcción. En un mundo que busca soluciones para reducir las emisiones de CO2, el hormigón climático de Klark muestra cómo la tecnología y la sostenibilidad pueden ir de la mano para dar forma a un futuro mejor. Fuente: https://www.swissengineering.ch Autor: Uschi Roth. Imágenes: Luca Larfanchi.
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