Nuevas alturas

Cuando en el año 1976 se completó el Centro AMP, un monolito oblongo con vistas al Bridge Street, era el edificio más alto de Sydney, Australia. A medida que el Centro AMP se acercaba a su medio siglo de aniversario, también se aproximaba al final de su existencia. Los sistemas mecánicos del Centro AMP estaban desactualizados; tenía muy mala distribución del aire; y su rendimiento hídrico y energético no era excelente. Pero en lugar de retirar silenciosamente una estructura que se acercaba a la obsolescencia, AMP Capital buscó “reciclar” el edificio, trabajando con el Estudio de arquitectura Arup, los ingenieros estructurales BG&E y los arquitectos de 3XN y BVN para preservar gran parte de la estructura original, y al mismo tiempo, crear algo completamente nuevo. La base del plan implicaba eliminar la parte norte del edificio existente hasta el borde del núcleo original, y luego extender nuevas placas de piso hacia el norte. El resultado conservó el 65% de las placas del piso y el 98% del núcleo, al tiempo de duplicar el área neta alquilable de la torre y crear una distintiva apariencia en espiral en el rascacielos, como si cinco bloques separados estuvieran girando alrededor de su eje. El resultado se aprecia en un ahorro de 12.000 toneladas de carbono incorporado, lo que según BG&E equivale a 70.000 vuelos entre Sydney y Melbourne. La torre ha sido acreditada con el sello Green Star O ce Design v3 de 6 estrellas por el Green Building Council de Australia y está diseñada para ser capaz de alcanzar una calificación energética de edificio base de oficinas NABERS de 5,5 estrellas. Pero no son sólo sus credenciales ecológicas las que han captado la atención. Quay Quarter Tower fue nombrado “Edificio Mundial del Año” en el Foro Mundial de Arquitectura del 2022 y fue finalista nacional en los Premios a la Excelencia de Ingenieros de Australia 2022, además de ser reconocido por grupos industriales como Urban Taskforce y la NSW Master Builders Association. Llevar los métodos de construcción del siglo XXI a un rascacielos de los años 70 no es un proceso sencillo. Para trabajar con los elementos estructurales a mantenerse, los ingenieros primero tuvieron que sumergirse en el pasado. «Necesitábamos comprender el edificio existente», expresó Reza Hassani, asociado estructural de BG&E. “Teníamos un conjunto de dibujos existentes, pero eran dibujos de diseño, no dibujos de construcción. Primero… necesitábamos verificar el estado de la estructura y compararla con los dibujos con los cuales contábamos”. Eso requirió obtener una comprensión completa de la geometría del edificio utilizando cámaras de 360 grados para crear un detallado estudio de la nube de puntos: los tamaños de las columnas, los espesores de las paredes y losas, si ciertas características se habían construido como mostraban los planos o si estaban compensados incluso en 100 mm. «En términos de materiales, necesitábamos comprender su resistencia y también su durabilidad», dijo Hassani, y agregó que el equipo tomó 1.600 muestras de hormigón del edificio. “La otra prueba fue la de durabilidad, las cuales muestran cuánto hormigón se ha degradado con el tiempo debido a la difusión de cloruros. “El cloruro existe en el agua de mar y como esta estructura se ubica cerca del puerto, el cloruro degrada la calidad del hormigón. Lo probamos y nos aseguramos de que la estructura continuará siendo segura dentro de 50 años”. El equipo también realizó pruebas de carbonatación. El distintivo diseño del edificio presentó desafíos, desde el uso de columnas inclinadas, que requerían que el núcleo soportara fuerzas horizontales adicionales, hasta la manera en que la forma giratoria de la torre anulaba la existencia de un piso «típico». La eficiencia en los servicios del edificio contribuyó a su sostenibilidad, al igual que la fachada, revestida con un acristalamiento de alto rendimiento y parasoles para ofrecer una reducción del 30% en la radiación solar, manteniendo al mismo tiempo, las impresionantes vistas del edificio al puerto de Sydney. Debido a que Quay Quarter Tower estaba siendo demolida y reconstruida simultáneamente, su centro de masa se desplazó con el tiempo, y el equipo estimó cuán significativo sería ese cambio. «Cuando demolimos el edificio, se movió hacia el sur porque el centro de masa estaba cambiando, y cuando lo reconstruimos, el edificio comenzó a moverse hacia el norte. Después de cuatro años de construcción volvimos a medirlo… estaba justo en su lugar, con un diferencial de 20 mm”, informó Reza Hassani. Fuente: Jonathan Bradley para Createdigital.

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