Reconstruir con resiliencia

Tras los incendios forestales que arrasaron Los Ángeles en 2024, la reconstrucción avanza con foco en la resiliencia climática, el rediseño de infraestructuras y la adopción de nuevas normativas constructivas. Ingenieros y autoridades trabajan juntos para evitar futuros eventos extremos. Los devastadores incendios forestales que azotaron el sur de California en septiembre de 2024 marcaron un antes y un después para la ciudad de Los Ángeles. Con más de 400.000 acres afectados y miles de viviendas e infraestructuras destruidas, el proceso de reconstrucción no solo exige respuestas urgentes, sino también estrategias innovadoras que integren criterios de resiliencia climática y diseño urbano sostenible. En este contexto, la ingeniería civil está desempeñando un papel central en la recuperación. Desde nuevas normativas para la construcción en zonas de interfaz urbano-forestal hasta el rediseño estructural de puentes y carreteras dañadas, las autoridades locales y los profesionales involucrados están apostando por soluciones de largo plazo que minimicen riesgos futuros. Entre las medidas adoptadas se destacan el uso obligatorio de materiales ignífugos en viviendas nuevas, la incorporación de sistemas de rociadores automáticos y ventanas de doble panel, así como la creación de “zonas verdes de amortiguamiento” con vegetación de bajo riesgo inflamable. Estas acciones, además de mejorar la seguridad de las comunidades, buscan optimizar la logística para los equipos de emergencia ante nuevos eventos extremos. Otro frente clave es la restauración de infraestructura crítica. Varios tramos viales y estructuras de soporte colapsaron o sufrieron deformaciones por las altas temperaturas. Los proyectos de reconstrucción incorporan análisis geotécnicos avanzados, monitoreo estructural en tiempo real y nuevos materiales de mayor resistencia al calor. En paralelo, se estudian profundas reformas en el sistema eléctrico, particularmente en áreas donde los incendios fueron causados o agravados por fallas en las líneas aéreas. La posibilidad de soterrar tramos estratégicos de la red aparece como una solución técnica eficaz, aunque con elevados costos asociados. Con una estimación de daños que supera los 30.000 millones de dólares, la ciudad impulsa un proceso de reconstrucción que combina financiamiento público y privado, y que se apoya en la articulación entre ingenieros, urbanistas, ecologistas y funcionarios. “Este es un punto de inflexión”, expresó la directora de resiliencia de la ciudad, María Torres. “Debemos aceptar que los incendios forestales serán parte de nuestra realidad futura. Pero con planificación estratégica e innovación técnica, podemos vivir de forma más segura en este entorno desafiante”. Esta experiencia representa un valioso caso de estudio para repensar los enfoques de planificación urbana e infraestructura en escenarios de riesgo climático. Fuente: ASCE.

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