Robot albañil
El sector de la construcción es reconocido como uno de los más riesgosos, con un alto índice de accidentes. Datos de la Autoridad de Compensación de los Trabajadores de Italia (INAIL) reflejan esas cifras. La finalidad del robot no es reemplazar a los humanos, sino mejorar sus condiciones laborales. El Instituto Italiano de Tecnología (IIT) lidera este proyecto, financiado por la Unión Europea con una subvención de 3 millones de euros. En colaboración con diversas instituciones, como la Universidad Técnica de Múnich en Alemania y Fraunhofer Italia en Bolzano, el robot Concert ha sido probado durante tres años antes de ser implementado en un entorno real. Actualmente, se encuentra operando en una obra en Polonia. Nikolaos Tsagarakis, coordinador del proyecto en el IIT, explica que uno de los mayores desafíos fue diseñar un sistema robótico capaz de operar en el entorno desestructurado de una construcción. Aspectos como la mecatrónica, el control y la percepción del sistema debieron ajustarse a condiciones extremas de polvo, humedad y temperaturas variables. “Nuestra meta era demostrar la multifuncionalidad y adaptabilidad de Concert, asegurando que pueda desempeñar múltiples tareas con una estructura modular y reconfigurable”, afirma. El robot se distingue por su capacidad modular, lo que le permite adaptarse a diferentes usos y espacios con restricciones. Gracias a sus brazos mecánicos, puede alcanzar una altura de tres metros y realizar tareas como perforaciones en altura, aplicación de material aislante y transporte de cargas de hasta 200 kilogramos. Con un peso de 150 kilos, su base móvil está diseñada para soportar condiciones adversas. La transición del laboratorio a un entorno real fue un proceso desafiante. Tsagarakis detalla que algunos de los primeros inconvenientes surgieron al perforar hormigón, ya que las pruebas previas se habían realizado en materiales más blandos. Además, la falta de una red de comunicación estable y las variaciones climáticas pusieron a prueba la funcionalidad del sistema. Sin embargo, estos obstáculos se superaron con ajustes adicionales y pruebas intensivas en el campo. La participación de múltiples disciplinas fue clave en el éxito del proyecto. Instituciones académicas contribuyeron con conocimientos en robótica e interacción hombre-máquina, mientras que empresas del sector aseguraron que el diseño del robot se ajustara a las necesidades prácticas de la construcción. Organizaciones de salud y seguridad laboral, por su parte, aportaron directrices para garantizar un entorno de trabajo seguro. El desarrollo de Concert responde a una necesidad creciente en la industria. La automatización puede reducir la carga física de los trabajadores, extender la vida laboral de los operarios experimentados e incentivar la participación de nuevas generaciones y mujeres en el sector. A pesar de los temores sobre la automatización y la posible pérdida de empleos, los investigadores aseguran que Concert es un colaborador, no un sustituto. “El crecimiento del mercado de la construcción y la escasez de mano de obra están impulsando la innovación en robótica. Aún quedan muchos desafíos por delante, pero la industrialización de Concert es el próximo paso para convertirlo en un producto listo para el mercado”, concluye Tsagarakis. Fuente: TN Tecno, recuperado de: Fotos: Istituto Italiano di Tecnologia G. Berretta.