AIE – Asociación de Ingenieros Estructurales

Turquía

Puente colgante récord

El ingeniero Resit Yildiz es director de proyectos en Limak, uno de los contratistas más grandes de Turquía. La empresa tiene una reputación de rápido crecimiento por entregar megaproyectos a tiempo y dentro del presupuesto, algo poco común en el ámbito de la construcción europea actual. La finalización con éxito de grandes proyectos como el aeropuerto de Estambul y la presa Yusufeli no pasó desapercibida para el FC Barcelona, que este año ofreció a Limak el contrato para aumentar la capacidad de su mítico Camp Nou. Resit Yildiz, director de la mencionada empresa constructora, fue el responsable del desarrollo del puente colgante Çanakkale en el noroeste de Turquía, que cuenta por primera vez con el tramo central más largo jamás construido. “Este fue un viaje muy trabajoso para nosotros, aunque la fase de construcción en sí solo duró cuatro años y medio. Se necesitaron los esfuerzos de 17.000 personas para construir el puente”, expresó el ingeniero. Uno de los mayores desafíos que enfrentó Yildiz durante ese tiempo no fue de ingeniería, sino la necesidad de mantener operaciones las 24 horas durante el bloqueo provocado por la pandemia del COVID-19, para garantizar la oportuna entrega del proyecto. De hecho, Yildiz tuvo que imponer un aislamiento entre sus propios equipos de diseño y construcción, y asegurar que todos estuvieran de acuerdo con el plan. Él mismo vivió en el lugar, sumergiéndose completamente en la obra. Dice que la necesidad de completar proyectos rápidamente es más que una cuestión de orgullo: “son simples matemáticas”. Un adecuado período de construcción de cuatro años ha dejado a la empresa 12 años para recuperar los costos de los peajes. Cualquier retraso en la entrega del puente habría impactado directamente en el resultado final. Entonces, no hay presión sobre un proyecto que ofrece primicias mundiales, incluido el tramo central más largo jamás creado y las torres colgantes más altas, sin mencionar algunos de los elevadores flotantes más pesados jamás creados para un puente colgante. El puente de Çanakkale es increíblemente largo, con sus 4,6 km, pero lo más importante es su tramo central, el más extenso de cualquier puente colgante del mundo, con 2.023 m. Esta obra fue diseñada para atravesar el estrecho de los Dardanelos, notable por sus poderosas corrientes y fuertes vientos. Teniendo en cuenta dichos factores, Yildiz expresa: “No se pueden simplemente sentar las bases en el fondo del mar; es necesario planificar muchos preparativos. Cada huella de cimiento es igual al área de un campo de fútbol de 74 m por 83 m. Las alturas también son enormes: 25 m, equivalentes en promedio a las de un edificio de ocho plantas». También vale la pena señalar que debajo de esos cimientos hay enormes pilotes de 2,5 m de diámetro y 46 m de longitud, casi todos los cuales tuvieron que ser martillados bajo el lecho marino. “Utilizamos diferentes tecnologías, como el martillo hidráulico más grande del mundo que podía funcionar bajo el agua para hincar los pilotes. De hecho, muchas de las tecnologías aplicadas en este puente fueron las más grandes del mundo. Por ejemplo, las grúas de elevación pesada que construyeron las torres eran las más grandes, tanto en términos de altura como de capacidad de elevación, y no existían antes de este proyecto; fueron diseñadas y fabricadas específicamente para el puente”, sostiene el especialista. Analizando las primeras etapas del proyecto, vale la pena considerar la construcción del dique seco, que, con 266 m por 198 m, tenía aproximadamente el tamaño de cuatro campos de fútbol. Toda esta zona tuvo que ser excavada a una profundidad de entre 9,5 y 10,5 m. En esta “arena” hundida se construyeron parcialmente los dos cajones del puente, uno para la torre en el lado europeo y otro en el lado asiático. Una vez terminados, los dos cajones tenían un peso combinado de 99.000 toneladas y requirieron un volumen combinado de 37.000 m3 de hormigón. Concluidos los cajones, se permitió que entrara agua en el área hundida, habilitando que los mismos se elevaran hasta el nivel del Estrecho de los Dardanelos. El ingeniero Yildiz afirma que ese fue uno de los momentos más críticos y angustiosos del proyecto. “Es importante que hagas los cálculos con mucha precisión, porque si te equivocas, a pesar de llenar el dique seco con agua, los cajones no flotarán, no podrás remolcarlos y el esfuerzo será totalmente en vano”. Recuerda muy bien el día de la inundación del varadero: “Aunque teníamos los mejores ingenieros y habíamos verificado los cálculos, ese día estábamos todos muy nerviosos. La operación completa demandó unas 36 horas para bajar el cajón al fondo del mar». Fuente: https://www.construction-europe.com/news/video-engineering-takeaways-from-a-record-breaking-suspension-bridge/8033405.article

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Deficiente aplicación de normas antisísmicas

Una insuficiente práctica de la normativa antisísmica podría haber contribuido al derrumbe de edificios durante los terremotos de Siria y Turquía registrados el pasado mes de febrero de 2023. Aunque los sismos fueron potentes, para los expertos los edificios construidos de forma correcta deberían haberse podido mantener en pie. «La intensidad máxima de este terremoto fue violenta, pero no necesariamente suficiente para derribar edificios bien construidos», afirmó David Alexander, catedrático de Planificación y Gestión de Emergencias del University College de Londres. «En la mayoría de los lugares el nivel de sacudida fue inferior al máximo, por ende, podemos concluir que de los miles de edificios destruidos casi todos no cumplían ningún código de construcción antisísmica», concluyó el especialista. Las normas de construcción se han endurecido en Turquía tras catástrofes anteriores, como la ocurrida en el año 2018. También se introdujeron normas de seguridad más estrictas luego del terremoto de 1999 en torno a la ciudad de Izmit, en el noroeste del país, donde murieron 17.000 personas. Las últimas normas exigen que las estructuras de las regiones sísmicas utilicen hormigón de alta calidad reforzado con barras de acero. Las columnas y vigas deben distribuirse de forma que absorban eficazmente el impacto de los sísmos. Sin embargo, estas leyes se han aplicado mal. «En parte, el problema es la limitada adaptación de los edificios existentes, pero también, la escasa aplicación de las normas sísmicas en las nuevas construcciones», aseguró el profesor Alexander. En este contexto, el gobierno ha concedido periódicas «amnistías de construcción», en la práctica, exenciones legales con el pago de una tasa, a aquellas estructuras construidas sin los certificados de seguridad exigidos. Los críticos de la excepción llevan tiempo advirtiendo que tales amnistías suponen un riesgo de catástrofe en caso de un terremoto de gran magnitud. Hasta 75.000 edificios en la zona afectada por el movimiento en el sur de Turquía han recibido amnistías de construcción, según Pelin Pınar Giritlioğlu, responsable en Estambul de la Cámara de Urbanistas de la Unión de Cámaras de Ingenieros y Arquitectos de Turquía. Pocos días antes de la última catástrofe, los medios de comunicación turcos informaron de la posible aprobación parlamentaria de un proyecto de ley que concedería una nueva amnistía para las obras de construcción recientes. El geólogo Celal Sengor declaró a principios de año que aprobar este tipo de amnistías para la construcción en un país desgarrado por las fallas geológicas equivale a un «crimen». Después de que un terremoto mortal sacudiera la provincia occidental de Esmirna en el año 2020, un informe reveló que 672.000 edificios de Esmirna se habían beneficiado con la última amnistía. Este mismo informe citaba que el Ministerio de Medio Ambiente y Urbanismo había declarado en 2018 que más de 50% de los edificios de Turquía, equivalentes a casi 13 millones de obras, se habían construido infringiendo la normativa antisísmica. Fuente: Jake Horton y William Armstrong para BBC Reality Check.

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Sismo devastador

Con miles de muertos, heridos y multitud de edificios e infraestructuras destrozados, el terremoto de magnitud 7,8 que sacudió a Turquía y Siria en la madrugada del lunes 6 de febrero de 2023 fue uno de los más devastadores de los últimos años. La combinación de la intensidad del sismo, su profundidad, su localización geográfica, el tipo de falla que lo generó, su longitud y la potencia de las réplicas, magnificaron la tragedia. Destacamos a continuación cada uno de dichos aspectos. La magnitud cuantifica «la energía liberada por el sismo» y, a nivel global, «suelen producirse unos dos terremotos de una magnitud parecida al año, aunque la mayoría se verifican bajo el océano o en zonas no pobladas», explica Stephen Hicks, sismólogo del University College de Londres (UCL). La magnitud más grande registrada desde que se miden los terremotos fue la cotejada en Chile en el año 1960, que alcanzó 9,5. El efecto de un terremoto en la superficie de la Tierra se denomina intensidad, la cual se mide con la conocida «escala sismológica de Mercalli». En el caso del primer terremoto, varios puntos en Turquía, en torno a las ciudades de Osmaniye, Kahramanmaras, Adiyaman o Malatya, registraron una intensidad IX, considerada «muy destructiva» que implica, por ejemplo, una ruina severa de edificios y derrumbes, como desgraciadamente ocurrió. Aunque lo habitual es que los terremotos vayan seguidos de réplicas de menor intensidad, el segundo movimiento de Siria y Turquía registró una magnitud muy parecida: 7,5. Ello ocurre solo en el 10% de los casos, explica Stephen Hicks. «Esto recalca la complejidad de formular predicciones, porque puede que no supieras que existía la falla hasta que finalmente ocurre algo con ella», señala el profesor de la UCL. El estado de fragilidad tras el sismo que presentaban muchos edificios contribuyó a ocasionar nuevos derrumbes con el siguiente terremoto, aumentando la tragedia. El terremoto fue, coinciden los científicos, muy superficial ya que se produjo a tan solo 18 kilómetros de profundidad en la corteza terrestre. «Las vibraciones del terremoto no perdieron la suficiente energía antes de llegar a la superficie, y ello provocó una extrema agitación en la zona que muchos edificios, especialmente los tradicionales de Medio Oriente, no estaban preparados para soportar», señala Hicks. El tamaño de la falla, de 150 kilómetros de largo por 25 kilómetros de espesor, fue otro de los factores incidentes. «Uno tiende a pensar que mientras más extensa sea la falla, más ancho será el radio afectado. Pero en este caso, tuvimos una muy, muy larga y muy delgadita, lo que significa que de verdad toda la energía se concentró en zonas superficiales, y eso siempre es muy complicado para cualquier construcción», comenta Stephen Hicks. El tipo de falla ocasionada, conocida como falla transcurrente (o strike-slip) aportó a la destrucción. Si bien el sismo de Turquía y Siria de 7,8, no es tan grande en comparación con otros destacados terremotos que han ocurrido en el mundo, como el de Japón en 2011, de 9; el de Alaska de 1964, de 9,2; o el de Chile de 1960, de 9,5; la forma en la que se produjo este sismo, con una falla transcurrente, añadió a su devastación. Para explicar este tipo de falla, Hicks propone imaginar un papel que se rasga: «se trata de un movimiento horizontal, como el que haces al rasgar un papel. Imagina rasgar ese papel de 400 kilómetros: la rotura produce vibraciones percibidas muy lejos del epicentro de forma muy intensa». Mientras que en países como Japón o Chile las normas de construcción son muy estrictas debido a la recurrencia de fuertes terremotos, es posible que en Turquía y Siria muchos edificios no se adecuaran a la normativa. «En las imágenes del terremoto se ven edificios completamente en el suelo cerca de otros que han quedado en pie. Eso sucede porque, seguramente, los que están en pie fueron construidos considerando los factores sísmicos y los otros no», aventura Stephen Hicks. Fuente: Paula Rosas para BBC News Mundo.

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5,5 en Turquía

Un terremoto de magnitud 5,5 sacudió la provincia de Adana, en el sur de Turquía. Este reciente terremoto ocurrió aproximadamente seis meses después de los destructivos siniestros que provocaron la muerte de más de 50.000 personas. El pasado martes 25 de julio del corriente año, un sismo de una magnitud de 5,5 en la escala de Richter ocasionó temor a los habitantes de la provincia de Adana, región ubicada hacia el sur de Turquía. Con la memoria aun fresca respecto de los terremotos de febrero del presente año, este nuevo siniestro ocasionó daños menores en numerosos edificios, mientras que muchas de las casas dañadas por los terremotos anteriores aún no se han demolido por completo. El terremoto ocurrió a las 08:00 horas (05:44 GMT) del martes y su epicentro se localizó en el distrito de Kozan, a unos 64 kilómetros de Adana, muy cerca de la frontera con Siria. El Centro Sismológico Europeo del Mediterráneo (EMSC) informó que la profundidad del terremoto fue de 12 km. Los sismólogos advierten que los terremotos con una magnitud entre 5,4 y 6,0 pueden causar daños leves a edificios bien diseñados y daños significativos a los mal construidos en áreas limitadas. Vale recordar que respecto del severo terremoto registrado en Siria y Turquía el pasado 6 de febrero de este año, la Asociación de Ingenieros Estructurales (AIE) conjuntamente con el Consejo Profesional de Ingeniería Civil (CPIC), organizaron el último miércoles 3 de mayo, una Mesa donde una serie de destacados referentes brindaron sus conclusiones sobre las “lecciones aprendidas” en el citado Sismo de Turquía, el cual provocó un importante número de muertes y destrozos. Foto: gulfbusiness.com Fuente: https://www.thestructuralengineer.info/news/magnitude-55-earthquake-hit-southern-turkish-province-of-adana

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