Acero en altura ante sismos
Daniel Quiroga y Carlos Frau presentan en la Revista IE Nº 79 el proyecto de un edificio metálico de ocho niveles en la ciudad de Mendoza, una apuesta innovadora que desafía el paradigma del hormigón en zonas de elevada peligrosidad sísmica.
En un país donde el hormigón armado ha sido históricamente el material predominante para la construcción de edificios en altura, especialmente en regiones de alta sismicidad, el trabajo de los ingenieros civiles Daniel Quiroga y Carlos Frau marca un punto de inflexión. Publicado en la edición 79 de la Revista IE, el artículo expone con detalle el diseño y la ejecución de un edificio de ocho niveles realizado íntegramente en estructura de acero en la ciudad de Mendoza, la zona de mayor peligrosidad sísmica de Argentina.
Este proyecto no solo representa un avance técnico, sino también una declaración de principios en torno a las posibilidades que ofrece el acero como alternativa eficiente, segura y viable frente a las condiciones extremas que impone el sismo. A diferencia de lo habitual en el país —donde el acero ha sido reservado principalmente para obras en zonas de baja sismicidad como Buenos Aires—, esta obra lleva las ventajas del sistema metálico a un contexto de máxima exigencia sísmica.
El diseño estructural combina pórticos especiales no arriostrados en una dirección, con vigas de sección reducida en zonas críticas para inducir rotulación plástica, y pórticos arriostrados excéntricamente en la otra, con elementos fusibles (links) capaces de disipar energía por fluencia. Esta configuración cumple con los principios del diseño por capacidad, garantizando un mecanismo plástico controlado y un comportamiento estructural dúctil, acorde a los requisitos normativos para zonas sísmicas.
Los autores detallan cómo, dentro del paradigma actual del diseño sismorresistente, las estructuras convencionales no deben aspirar a la ausencia de daño, sino a una capacidad definida de disipar energía mediante deformaciones plásticas, sin comprometer su estabilidad global. En ese marco, el acero aparece como un material particularmente ventajoso por su comportamiento previsible, su resistencia específica y su buena respuesta frente a acciones cíclicas.
El trabajo subraya además los beneficios constructivos del sistema industrializado en acero: la prefabricación en taller, el control de calidad, la reducción de tiempos de obra y la trazabilidad del proceso, todos aspectos que se traducen en eficiencia económica y mayor seguridad en el montaje. Esta experiencia, una de las primeras de su tipo en Argentina, demuestra que es posible —y deseable— repensar los criterios de elección de sistemas estructurales en función del contexto sísmico, incorporando nuevas tecnologías y enfoques de diseño.
El edificio ya se encuentra terminado y próximo a ser habilitado. Su ejecución constituye un hito para la ingeniería estructural argentina y una referencia concreta de que el acero no solo es una opción válida en contextos sísmicos extremos, sino también una oportunidad para modernizar y diversificar las soluciones constructivas frente a los desafíos que plantea el desarrollo urbano y la resiliencia estructural.
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