Caesars Superdome

En la edición de junio de 2025 de la Revista Structure, editada por la NCSEA, CASE y SEI, el ingeniero Eric Grusenmeyer, PE, presenta un análisis técnico detallado de la ambiciosa renovación del Caesars Superdome de Nueva Orleans.

La edición de junio de 2025 de la Revista Structure, publicación especializada del National Council of Structural Engineers Associations (NCSEA), el Council of American Structural Engineers (CASE) y el Structural Engineering Institute (SEI), presenta un artículo técnico de Eric Grusenmeyer el cual aborda en detalle la transformación de uno de los estadios más emblemáticos de Estados Unidos: el Caesars Superdome de Nueva Orleans.

Con su imponente cúpula de 207 metros de luz libre —una hazaña de la ingeniería estructural que marcó un hito en 1975— y su perfil inconfundible en forma de reloj de arena, el Superdome es mucho más que una sede deportiva. Forma parte del paisaje cultural, histórico y económico de Nueva Orleans.

A lo largo de sus cinco décadas de existencia, ha sido testigo de acontecimientos que exceden lo deportivo: desde conciertos míticos como los de los Rolling Stones en los años 70 hasta los tres shows consecutivos y agotados de Taylor Swift en 2024, pasando por la visita del Papa Juan Pablo II, eventos políticos de alto perfil como la Convención Nacional Republicana, y celebraciones locales como el Essence Festival y los desfiles del Mardi Gras.

Desde su inauguración, el estadio ha sido sede permanente del Sugar Bowl y ha albergado múltiples finales de fútbol americano universitario, seis Final Four de la NCAA, y ocho ediciones del Super Bowl, incluida la más reciente: la edición LIX celebrada en febrero de 2025. Todo esto convierte al Superdome en un activo estratégico para la ciudad, tanto en términos simbólicos como económicos.

Frente a este valor patrimonial y funcional, el proceso de renovación del Superdome fue concebido con una premisa clara: modernizar sin detener el corazón de la ciudad. El desafío estructural y logístico era mayúsculo: acometer una transformación profunda sin interrumpir ni una sola temporada de la NFL ni cancelar eventos culturales o musicales de gran escala. La respuesta fue un plan maestro dividido en fases, que permitió una intervención progresiva mientras el estadio se mantenía operativo durante todos los ciclos anuales de actividad.

El diseño estructural de la Fase 1 comenzó a gestarse a inicios de 2019 y las obras arrancaron formalmente en 2020. La estrategia adoptada implicó un desarrollo por etapas sucesivas de diseño y construcción, lo que permitió compatibilizar los avances técnicos con el calendario de eventos y partidos. A lo largo de cinco años —hasta el inicio de la temporada de fútbol americano de 2024— se ejecutaron 17 subproyectos coordinados, con una inversión total de 560 millones de dólares.

El artículo se enfoca particularmente en tres áreas clave del proceso de renovación: la incorporación de nuevos miradores en las esquinas del estadio, la creación de atrios verticales con escaleras mecánicas, y la instalación de ascensores para pasajeros, todos elementos que apuntan a mejorar la circulación, accesibilidad y experiencia del espectador. Además, estas intervenciones permitieron reforzar la estructura existente e integrar de manera respetuosa tecnologías contemporáneas sin alterar la morfología original del edificio.

Más allá de los aspectos técnicos, la renovación del Caesars Superdome representa un modelo de gestión urbana y patrimonial donde la ingeniería estructural se convierte en herramienta de continuidad cultural y económica. En una ciudad resiliente como Nueva Orleans —que supo reconstruirse tras el paso devastador del huracán Katrina en 2005—, mantener en pie y en funcionamiento este símbolo urbano es también una afirmación de identidad y permanencia.

El proyecto demuestra que no solo es posible actualizar grandes infraestructuras del siglo XX sin detener su actividad, sino que, mediante una planificación estratégica y soluciones estructurales innovadoras, es posible prepararlas para las demandas del siglo XXI. El Superdome renovado no es solo un estadio listo para albergar futuros campeonatos: es también una muestra del potencial que tiene la ingeniería estructural para sostener la memoria viva de una ciudad.

Es posible leer el texto completo en idioma original en el link:

https://issuu.com/structuremag/docs/june_structure_2025

La edición de junio de 2025 de la Revista Structure, publicación especializada del National Council of Structural Engineers Associations (NCSEA), el Council of American Structural Engineers (CASE) y el Structural Engineering Institute (SEI), presenta un artículo técnico de Eric Grusenmeyer el cual aborda en detalle la transformación de uno de los estadios más emblemáticos de Estados Unidos: el Caesars Superdome de Nueva Orleans.

Con su imponente cúpula de 207 metros de luz libre —una hazaña de la ingeniería estructural que marcó un hito en 1975— y su perfil inconfundible en forma de reloj de arena, el Superdome es mucho más que una sede deportiva. Forma parte del paisaje cultural, histórico y económico de Nueva Orleans.

A lo largo de sus cinco décadas de existencia, ha sido testigo de acontecimientos que exceden lo deportivo: desde conciertos míticos como los de los Rolling Stones en los años 70 hasta los tres shows consecutivos y agotados de Taylor Swift en 2024, pasando por la visita del Papa Juan Pablo II, eventos políticos de alto perfil como la Convención Nacional Republicana, y celebraciones locales como el Essence Festival y los desfiles del Mardi Gras.

Desde su inauguración, el estadio ha sido sede permanente del Sugar Bowl y ha albergado múltiples finales de fútbol americano universitario, seis Final Four de la NCAA, y ocho ediciones del Super Bowl, incluida la más reciente: la edición LIX celebrada en febrero de 2025. Todo esto convierte al Superdome en un activo estratégico para la ciudad, tanto en términos simbólicos como económicos.

Frente a este valor patrimonial y funcional, el proceso de renovación del Superdome fue concebido con una premisa clara: modernizar sin detener el corazón de la ciudad. El desafío estructural y logístico era mayúsculo: acometer una transformación profunda sin interrumpir ni una sola temporada de la NFL ni cancelar eventos culturales o musicales de gran escala. La respuesta fue un plan maestro dividido en fases, que permitió una intervención progresiva mientras el estadio se mantenía operativo durante todos los ciclos anuales de actividad.

El diseño estructural de la Fase 1 comenzó a gestarse a inicios de 2019 y las obras arrancaron formalmente en 2020. La estrategia adoptada implicó un desarrollo por etapas sucesivas de diseño y construcción, lo que permitió compatibilizar los avances técnicos con el calendario de eventos y partidos. A lo largo de cinco años —hasta el inicio de la temporada de fútbol americano de 2024— se ejecutaron 17 subproyectos coordinados, con una inversión total de 560 millones de dólares.

El artículo se enfoca particularmente en tres áreas clave del proceso de renovación: la incorporación de nuevos miradores en las esquinas del estadio, la creación de atrios verticales con escaleras mecánicas, y la instalación de ascensores para pasajeros, todos elementos que apuntan a mejorar la circulación, accesibilidad y experiencia del espectador. Además, estas intervenciones permitieron reforzar la estructura existente e integrar de manera respetuosa tecnologías contemporáneas sin alterar la morfología original del edificio.

Más allá de los aspectos técnicos, la renovación del Caesars Superdome representa un modelo de gestión urbana y patrimonial donde la ingeniería estructural se convierte en herramienta de continuidad cultural y económica. En una ciudad resiliente como Nueva Orleans —que supo reconstruirse tras el paso devastador del huracán Katrina en 2005—, mantener en pie y en funcionamiento este símbolo urbano es también una afirmación de identidad y permanencia.

El proyecto demuestra que no solo es posible actualizar grandes infraestructuras del siglo XX sin detener su actividad, sino que, mediante una planificación estratégica y soluciones estructurales innovadoras, es posible prepararlas para las demandas del siglo XXI. El Superdome renovado no es solo un estadio listo para albergar futuros campeonatos: es también una muestra del potencial que tiene la ingeniería estructural para sostener la memoria viva de una ciudad.

Es posible leer el texto completo en idioma original en el link:

https://issuu.com/structuremag/docs/june_structure_2025