AIE – Asociación de Ingenieros Estructurales

Praga elige preservar

Un grupo independiente de expertos y filántropos propone una alternativa innovadora y sostenible para preservar el Puente Ferroviario de Vyšehrad en Praga, una estructura centenaria con gran valor patrimonial reconocido por la UNESCO. La iniciativa ofrece un interesante modelo de desarrollo.

Preservar el Puente Ferroviario de Vyšehrad representa un modelo ejemplar de desarrollo urbano sostenible. Una coalición independiente de expertos ha propuesto una solución técnicamente viable y respetuosa del valor histórico de esta infraestructura clave de Praga, parte del Conjunto Histórico protegido por la UNESCO.

En todo el mundo, las ciudades se enfrentan al dilema de modernizar infraestructuras esenciales sin sacrificar su patrimonio cultural. El caso del Puente Ferroviario de Vyšehrad, que atraviesa el río Moldava desde 1901 al pie de la histórica fortaleza del mismo nombre, pone de relieve dicha tensión.

Aunque se han presentado propuestas para su demolición y reemplazo, una iniciativa liderada por especialistas independientes, arquitectos y filántropos demuestra que es posible combinar preservación histórica, sostenibilidad y desarrollo urbano. Un estudio de factibilidad elaborado por ingenieros estructuralistas de renombre internacional demuestra que conservar el puente y adaptarlo a las necesidades contemporáneas de transporte es no solo viable, sino también eficiente y económicamente razonable.

El puente conforma un enlace ferroviario entre las estaciones Central y Smíchov de Praga, al tiempo de constituir un ícono cultural que forma parte del paisaje urbano y ha sido declarado monumento cultural inamovible. A pesar de ello, su futuro ha sido objeto de intensos debates, con sectores que impulsan su demolición.

Frente a esto, una red de profesionales y ciudadanos ha demostrado que conservación y modernización no son excluyentes, sino complementarias. Esta discusión refleja un problema recurrente en ciudades con alto valor patrimonial: cómo avanzar en infraestructura sin comprometer la responsabilidad cultural.

A diferencia de otros proyectos de infraestructura impulsados por entidades estatales o promotores privados, esta propuesta nace desde la sociedad civil. La Fundación Puente de Vyšehrad, liderada por el filántropo Tomáš Bistřický y con participación de arquitectos como David Vávra, Petr Janda y Petr Lešek, junto con los filántropos Martin Vohánka y Jan Barta, propone un enfoque de planificación urbana desde abajo hacia arriba.

Esta tendencia, en auge a nivel global, promueve la participación ciudadana y el protagonismo de expertos locales en el diseño del futuro urbano, poniendo a las personas y sus entornos en el centro de la discusión.

El estudio de factibilidad fue desarrollado por los ingenieros Ian Firth (COWI, Reino Unido) y Andreas Galmarini (WaltGalmarini, Suiza), reconocidos por su experiencia en restauraciones como la del Puente de la Torre en Londres. A nivel local, el proyecto es coordinado por el ingeniero Petr Tej, coautor del premiado puente Štavnická de Praga, junto con el arquitecto y urbanista Marek Kopeć.

El estudio concluye que solo el 15 % del material del puente requiere reemplazo, mientras que el 85 % restante puede recuperarse mediante tratamientos modernos contra la corrosión. La vida útil proyectada supera los 100 años, en condiciones comparables a una estructura nueva, pero con menor impacto urbano, ya que el plan evita el cierre prolongado del tráfico ferroviario. Además, se contempla la incorporación de un tercer carril, cuidadosamente integrado para no alterar la estética histórica del puente.

La iniciativa no solo ha sido técnicamente validada por expertos, sino también respaldada por la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (ETH Zurich), institución líder en ingeniería estructural y considerada entre las diez mejores universidades del mundo. La propuesta demuestra que las estructuras históricas pueden modernizarse sin perder su valor cultural, y se perfila como un caso ejemplar para otras ciudades patrimoniales que enfrentan desafíos similares.

El proyecto también busca dinamizar el espacio público en torno al puente. Se planea reutilizar las bóvedas actualmente vacías bajo su estructura terrestre como espacios culturales y comunitarios, en sintonía con intervenciones urbanas exitosas en Berlín, Londres y Nueva York, donde se ha revitalizado infraestructura subutilizada con fines sociales. Esto aseguraría que el puente no solo siga funcionando como eje de transporte, sino también como lugar de encuentro y uso ciudadano.

En abril de 2024, una misión conjunta de asesoramiento de UNESCO e ICOMOS presentó un informe oficial sobre el puente, reconociendo su aporte al Valor Universal Excepcional del Centro Histórico de Praga. El informe afirmó que su demolición causaría un daño inaceptable a su autenticidad e integridad, y recomendó explícitamente su preservación y rehabilitación. Además, valoró positivamente la participación de expertos independientes y la sociedad civil en la elaboración de evaluaciones técnicas alternativas orientadas a su conservación.

El caso del Puente Ferroviario de Vyšehrad trasciende las fronteras de Praga. Ilustra un interrogante clave para muchas ciudades históricas: cómo conjugar crecimiento infraestructural y conservación patrimonial. La estrategia adoptada por esta iniciativa ofrece un modelo replicable de desarrollo urbano sostenible, la cual demuestra que preservar el pasado no impide avanzar hacia el futuro. Al optar por la reconstrucción en lugar de la demolición, Praga se posiciona como ejemplo de ciudad inteligente, capaz de innovar sin renunciar a su identidad.

El plan técnico prevé una reconstrucción por etapas que garantiza la continuidad del servicio ferroviario. Cada uno de los tres tramos metálicos del puente sería desmontado temporalmente, trasladado a un taller costero para su restauración y reinstalado de forma secuencial, utilizando estructuras provisionales que mantendrían el tráfico activo. Este enfoque modular minimiza el impacto urbano y utiliza transportadores autopropulsados sobre pontones flotantes para movilizar los tramos con seguridad. A diferencia del proyecto oficial que contempla tres años de cierre ferroviario, esta propuesta evita esa prolongada interrupción.

La restauración incluiría tratamientos anticorrosivos avanzados, refuerzos estructurales y sustitución de elementos críticos para cumplir con los estándares actuales de seguridad ferroviaria, sin alterar el diseño original. También se usarían recubrimientos resistentes a la intemperie y la polución, garantizando una protección duradera. En términos ambientales, la propuesta reduce en dos tercios la cantidad de materiales necesarios respecto a una obra nueva, disminuyendo la huella ecológica. El acero extraído será reciclado, en consonancia con los objetivos de sostenibilidad de la Unión Europea. Las técnicas constructivas empleadas privilegian la precisión, reduciendo emisiones, ruido y desperdicios sin comprometer el valor histórico.

Asimismo, se integrará un tercer carril mediante una estructura liviana de acero que respeta la silueta original del puente. Esta mejora aliviará la congestión ferroviaria y elevará la eficiencia del sistema de transporte. Se incorporarán materiales modernos para amortiguar el ruido, mejorando la calidad de vida de pasajeros y vecinos.

La revitalización también transformará el entorno urbano, especialmente en los barrios de Výtoň y Smíchov, mediante nuevos espacios públicos, oportunidades comerciales y una mayor integración al sistema de transporte de la ciudad. Además, se prevé una nueva estación ferroviaria en Vyšehrad, que combinará funcionalidad contemporánea con respeto al legado arquitectónico de Praga.

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